Hoy os dejamos un artículo escrito por el equipo de Auxiliares Técnicos Educativos del Colegio Leo Kanner – APNA, elaborado con el mismo cariño e ilusión con el que desempeñan su trabajo.
En el barrio de Mirasierra de Madrid, se ubica el colegio Leo Kanner, un colegio de educación especial que da respuesta a las necesidades de nuestro alumnado con TEA y sus familias. Sumamos, también, dos aulas estables, situadas en los colegios Valdeluz (Barrio del Pilar) y Malvar (Arganda del Rey). Somos una pequeña gran familia en la que todos y todas luchamos día a día para que ellos sean los verdaderos protagonistas de su vida.
Aunque todos remamos siempre en la misma dirección, a bordo del barco hay distintos perfiles profesionales: maestros, logopedas, psicóloga, directora y el grupo de ATE. Y algunos os preguntaréis qué significan esas siglas, pues bien, precisamente de eso queremos hablaros, de la función del Auxiliar Técnico Educativo dentro y fuera del aula, ¿queréis descubrir cómo es un día en la vida profesional de un ATE? ¡Adelante!
Al inicio de un nuevo día, algunas de nosotras recibimos a los primeros de la mañana en el colegio, quiénes siempre nos brindan su primera sonrisa del día. Nos saludamos y comenzamos con la primera tarea: quitar la mochila y el abrigo y colocarlo en su perchero correspondiente. Mientras esperan al resto de sus compañeros, juegan y desarrollan actividades lúdicas.
A la par, otras de nosotras iniciamos el nuevo día sobre ruedas, montadas en nuestra ruta y vestidas con chaleco amarillo y una mochila llena de ilusión, recogemos a los alumnos en sus paradas, atendemos sus necesidades y cuidamos de ellos durante el trayecto. No está de más decir, que jugamos y cantamos con ellos. ¡El día se empieza con alegría!
Al llegar al colegio iniciamos la jornada en las aulas. Junto a los maestros, hacemos asamblea, vemos qué día es, qué tiempo hace, qué vamos a comer y qué actividades nos tocan: música, gimnasia, trabajo en mesa, biblioteca, intervención en contextos naturales a través de los programas de médico y dentista, etc. Pero es que, además, los jueves hacemos deporte en el pabellón municipal y no os imagináis lo que nos divertimos los viernes en piscina, ¡tenemos un grupo de pececillos que nadan de maravilla!
Uno de nuestros momentos favoritos es el patio, a ellos les encanta, y mientras vigilamos que todo vaya bien aprovechamos para darles achuchones entre toboganes, columpios, carreras y saltos, porque sí, ¡tenemos una cama elástica, y nuestros chicos hacen unas piruetas increíbles!
Después del patio, es hora de trabajar, así que con las pilas cargadas, es el momento de desarrollar nuestro taller, mientras en clase los maestros trabajan diferentes actividades, nosotras, las ATE, nos encargamos de promocionar su autonomía en actividades de la vida diaria: higiene y aseo, movilidad funcional, vestido y desvestido, motricidad fina, tareas TEACCH, reconocimiento, clasificación, etc. Hay días que trabajamos la desensibilización en talleres como cortar uñas o peluquería. El secador no es un buen aliado, pero… ¡qué guapos quedan! Además, los mayores preparan el comedor e incluso van al supermercado a hacer la compra.
Durante el desarrollo de nuestro taller, no sólo practicamos la autonomía, también trabajamos la comunicación, a través de las pautas que nos dan las logopedas y psicóloga. Aunque bueno, este aspecto se trabaja en todo momento y en cualquier situación que se presenta. Colaboramos también, en las transiciones y en las inclusiones al aula ordinaria, adaptamos materiales, regulamos su conducta y fomentamos la integración con su grupo de iguales.
Participamos en los talleres de informática, carpintería, mantenimiento y cuidado del invernadero, cocina, etc. Y además, desempeñamos nuestra labor también en el comedor, trabajamos las esperas, los turnos, el manejo de los cubiertos, las conductas adecuadas y el reciclaje.
No todo iba a ser trabajar, por eso, nuestros chicos se toman un respiro. Este ratito les sirve de desconexión, juegan, cantan, bailan, colorean, ven películas. En definitiva, ellos eligen qué desean hacer en su tiempo libre y nosotras, nos adaptamos a sus gustos y preferencias, participando activamente en los juegos y actividades lúdicas junto a ellos.
Por la tarde, en las aulas se sigue trabajando en diferentes tareas, mientras nosotras nos encargamos de que nuestros chicos hagan el aseo, se laven los dientes y se peinen, porque ya sabéis que la cara es el espejo del alma y ellos tienen el alma de colores.
Poco después, mientras algunos se quedan en el cole esperando a sus padres o en el servicio de extraescolares, al cuidado de algunas de nosotras, el resto iniciamos la marcha en la ruta.
Como veis, nuestro día a día es divertido y emocionante, nos suceden cosas distintas, experimentamos sensaciones muy diversas y aprendemos, sobre todo, aprendemos con nuestros alumnos porque si algo gratifica todo el trabajo que hacemos, es ver cada mañana sus sonrisas inocentes y poder compartir sus logros, que también son nuestros.
Con cariño,
El equipo de ATE del Leo Kanner